La Universidad Autónoma del Caribe, considerada una de las mejores de la costa atlántica, está al borde de una crísis que podría convertirla en una “San Martín” si el gobierno no toma cartas en el asunto.
La situación es grave en la universidad, aún así hay un silencio cómplice de muchos, tal vez para conservar su trabajo o porque simplemente no les duele una institución que ha dado tantos profesionales a la costa, o tal vez porque hacen parte de lo que en ella se trama.
Hace pocos días fueron despedidos entre otros: Arturo Barros, Ana Sajer, Linda Bernal y Robin Jimenez Batista, por el simple hecho de haberse afiliado un día antes al sindicado de trabajadores, desconociendo que La libertad sindical es un derecho(fundamental) de los trabajadores y sus agrupaciones para agruparse y defender sus intereses comunes.
En el aspecto económico la cosa está igual de grave, los profesores trabajaron este semestre sin recibir un solo mes de su salario, sin servicios de salud por el no pago a las EPS y con pagos intermitentes en la pensión. Han constatado profesores, que piden reserva de sus nombres, que nadie puede ir a preguntar cuando pagarán porque de inmediato entra a la lista de despedidos.
Robin Jimenez Batista, quién prestó sus servicios a la universidad durante 26 años, decidió dar la cara a los medios y representar a todos aquellos que en silencio sufren esto que se vive en una institución que por muchos años mantuvo una muy buena reputación en todos los ámbitos.
Durante el plantón del día de ayer se intentó hacer ver por parte de funcionarios de la universidad que algunos medios que llegaron al lugar habían sido mandados por la Sra Silvia Gette.
Estamos a la espera del pronunciamiento de las directivas de la universidad sobre la situación de la misma.
