Ir a Tubará, municipio del departamento del Atlántico, es hacer un recorrido por la cultura, la tradición, los mitos y las leyendas mientras respiras el aroma de las flores silvestres que engalan el pueblo y los cambios temperatura que se sienten al subir o bajar las escalinatas que hacen parte de las calles de este pueblo que se encuentra a 203 metros sobre el nivel medio del mar.
Los habitantes, sobre todos los “viejos” del pueblo desean que todo eso que encierra Tubará y que los hace especiales permanezca en el tiempo, es por ellos que apoyados por La Corporación Escuela de Artes Para la Paz y el grupo Vigía del Patrimonio Alquimista Morado de Tubará, buscan conservar la historia de este municipio.
Ruta Cultural
El 23 de Noviembre, día en que se conmemora en Tubará el día de las ánimas, cuando en el resto del país es el 2 de noviembre, se realizará un recorrido que parte de la Plaza de las Madres, continua con la visita a la glesia San José para luego continuar un recorrido hasta llegar a la “Piedra del Sacrificio, sitio donde los pobladores que cometían una falta pagaban por ella. El recorrido continúa con la visita al pozo que otroras abastecía a la población de agua, para luego subir una escalera de piedras que llega a la capilla del cementerio municipal donde se vive la experiencia de los tradicionales velorios.
El cierre de este recorrido lleno de tradición es en la casa del artesano donde los caminantes podrán ver el trabajo hecho a mano por Adolfo Coll y de algunos jóvenes que asisten a talleres para con ello mantener viva la cultura mocaná al rededor de, entre otros elementos, el totumo, con el cuál se hacen collares, sombreros, trajes de baño y lámparas entre otros.
Para Jhon Gonzalez, coordinador Grupo de Vigías de Patrimonio, es importante que todos los atlanticenses conozcan lo que encierra Tubará, lo visiten, divulguen su tradición y apoyen a las matronas, a los artesanos y se den la oportunidad de hablar con los habitantes, dueños de una amabilidad única y amor infinito por su pueblo.
Los velorios:
Es muy común en las poblaciones de la región caribe los velorios, tema que en la ciudad no se realiza, y Tubará es una población que conserva intacta la tradición que tiene como personaje importante al rezandero o rezandera.
Antonio De La Cruz González, es uno de los rezanderos del municipio de Tubará, quien manifiesta su intención de continuar con esta tradición hasta el ultimo día de vida y que espera las nuevas generaciones se animen a conituar con ese rito.
De acuerdo al sexo de la persona que fallece así será los campañazos dobles que suenan en la iglesia y que le indican a los habitantes del pueblo si falleció un hombre una mujer. Los campanazos suenan cuando fallece y luego cuando finaliza la misa en su nombre y el sacerdote lo despide para que siga el camino a la última morada.
Son 8 los días de velorio, que se llevan a cabo en la casa del fallecido. Durante esos días se rezan a diario el rosario por parte de los rezanderos, que no cobran un peso por esta actividad sino que los familiares del muerto dan una especie de donación. Durante esos días, y de acuerdo a la condición económica de los dolientes se atiende a los vecinos y amigos que acuden al rezo con tinto, comida y bebida.
Estas y otras costumbres que se viven en Tubará se busca perpetuarlas en el tiempo para que la tradición de sus ancestros no se pierda jamás.