De acuerdo con la Organización Mundial de la Salud (OMS), anualmente fallecen alrededor de 17 millones personas por enfermedades cardiovasculares, de estas más de siete millones son atribuidas a las cardiopatías coronarias, principales causantes de infartos al miocardio, también conocidos comúnmente como ataques al corazón.
En Colombia, según cifras proporcionadas por el Departamento Administrativo Nacional de Estadísticas (DANE), durante el 2017 fallecieron 20.567 hombres y 17.236 mujeres por enfermedades del corazón. Cifras que se podrían reducir desde la prevención ya que la principal característica de los ataques al corazón es que se desarrollan, fundamentalmente, por malos hábitos de vida.
Vivian Bernal, médico especialista de NUEVA EPS, resuelve las dudas más frecuentes sobre el infarto, y las conductas saludables que puede adoptar cualquier persona para conservar una buena salud; y caso de que ya haya sufrido algún ataque de este tipo, mejorar su calidad de vida.
¿Qué es un infarto al miocardio o ataque al corazón?
El infarto de miocardio es una patología que se caracteriza por la muerte de una porción del músculo del corazón, esta se produce cuando se obstruye completamente una arteria coronaria por acumulación de los desechos grasos dentro de las arterias.
Cuando el músculo cardiaco carece de oxígeno por demasiado tiempo, el tejido de esa zona muere y no se regenera.
¿Cómo identificar un ataque al corazón?
Los síntomas previos son varios, entre ellos el más significativo es el dolor torácico o abdominal, que se irradia a los hombros o brazos, y puede ir acompañado de mareos, ansiedad, palpitaciones, sudoración y dificultad para respirar.
En mujeres, además de los síntomas mencionados, se puede presentar un intenso dolor en el cuello y la mandíbula, cansancio y debilidad.
¿Qué hacer si se presentan los síntomas mencionados?
La persona debe dejar cualquier actividad que esté realizando y pedir ayuda, e inmediatamente acercarse al servicio de Urgencias.
Factores de Riesgo
- Colesterol elevado: el organismo obtiene colesterol adicional de alimentos de origen animal o que contienen grandes cantidades de grasas saturadas.
- Diabetes: Si usted sabe que sufre de diabetes, debe ser controlado por un médico, porque el buen control de los niveles de glucosa (azúcar) en sangre puede reducir su riesgo cardiovascular.
- Obesidad y sobre peso: el exceso de peso puede elevar el colesterol, causando el taponamiento de las arterias.
- Alcohol: el consumo excesivo de bebidas alcohólicas repercute en los niveles de azúcar y presión arterial, además del alto contenido calórico que representa.
- Inactividad física: las personas inactivas tienen un mayor riesgo de sufrir un ataque al corazón que las personas que hacen ejercicio regular. El ejercicio quema calorías para mantener un peso saludable, ayuda a controlar los niveles de colesterol, la diabetes, y posiblemente disminuya la presión arterial.
- Herencia: el factor hereditario es muy importante porque la probabilidad de sufrir enfermedades del corazón aumenta si algún familiar en primer o segundo grado de consanguinidad la padece.
- Sexo y edad: estadísticamente los hombres son quienes más sufren de enfermedades cardiovasculares, principalmente mayores de 65 años
¿Finalmente, cómo prevenir un ataque al corazón?
Cerca del 90% de los ataques al corazón son evitables manteniendo hábitos de vida saludable cómo:
- Abandonar el consumo y la exposición a productos derivados del tabaco (cigarrillo, puro, tabaco en polvo) y evitar la exposición permanente al humo de leña.
- Reducir al mínimo el consumo de alimentos ricos en grasa trans (aceite o manteca de origen animal, margarina, y aceite reutilizado), bebidas azucaradas (refrescos, gaseosas), conservas o encurtidos. Incluir en la alimentación cinco porciones diarias (400 gramos) de frutas y verduras y reducir el consumo de sal.
- Realizar actividad física, son suficientes 30 minutos de caminata diaria durante 5 días a la semana. En niños y adolescentes, el tiempo es el doble y se deben incluir actividades deportivas vigorosas
- A partir de los 30 años, se aconseja realizar controles clínicos periódicamente.