Lorduy reconoce los intentos realizados para mejorar las tarifas, pero señala que aún falta acción concreta y efectiva. Explica que la reciente disminución de las tarifas responde principalmente a la finalización de una autorización legal que permitía a la empresa AIR-E cobrar pérdidas no técnicas como el hurto y el fraude, lo cual no es un logro del sector, sino un trámite legal.
Además, menciona que ajustes en el componente de comercialización y la ampliación de opciones tarifarias han ayudado, aunque se trató de postergar obligaciones que el gobierno nacional había prometido pagar, pero no cumplió.
Sobre las condiciones del mercado, Lorduy señala que la bajada del precio en bolsa se debió a embalses llenos y altos niveles en el mercado de energía, lo que ha impactado positivamente las tarifas. Sin embargo, advierte que se necesitan esfuerzos mucho mayores para lograr un cambio real y sostenible.
Un punto clave que resalta es que la mayoría de los componentes de la tarifa eléctrica en Colombia, especialmente en la región Caribe, se ajustan con base en el índice de precios al productor, que históricamente ha sido más alto que el índice de precios al consumidor, aumentando así el costo para los usuarios.
César Lorduy concluye que, aunque se han hecho algunos movimientos positivos, la batalla para reducir las tarifas de electricidad y aliviar el bolsillo de los ciudadanos continúa y requiere medidas más profundas y sostenidas.