El II Encuentro Nacional de Cocinas Tradicionales de Colombia fue organizado por el Ministerio de las Culturas, las Artes y los Saberes y el Programa Juntanza Étnica de USAID y ACDI/ VOCA , con el apoyo de la Gobernación del Atlántico.
Las cocineras tradicionales de Colombia son el patrimonio vivo de las comunidades, de la soberanía alimentaria, la diversidad cultural, el fomento de la cohesión social y la paz en el cumplimiento de los Objetivos de Desarrollo Sostenible. Con esta premisa, se realizó el II Encuentro Nacional de Cocinas Tradicionales de Colombia en el Museo del Atlántico, en Barranquilla.
“Me siento orgullosa de poder decir que soy una sabedora de la comida tradicional, quiero rescatar todos esos productos que se han ido perdiendo. Me siento satisfecha de saber lo que soy y que mis nietos, desde niños, empezaron hacer las arepas de palo. Desde mi emprendimiento Casa Juana María, les tengo los alfajores, los buñuelos de yuca, bañados con miel de panela, las arepas de palo y el dulce de piña”, dijo la cocinera Edelmis Movil Mejía, del municipio de Dibulla, en La Guajira.
Durante dos días, se dieron a conocer las buenas prácticas comunitarias en torno a las cocinas tradicionales que apropian los productos locales y la diversidad de las expresiones culturales en un diálogo con los y las sabedoras de la cocina tradicional de las comunidades de Amazonas, Atlántico, Bolívar, Boyacá, Cauca, Chocó, Guajira, Meta, Santander, Sucre, San Andrés y Providencia, y el Pacífico nariñense.
Abraham León Nazarit Carabalí, agricultor y cocinero tradicional de Buenos Aires, Cauca, está convencido de que sembrar yuca, caña, mandarina, zapote y maíz contribuye a la paz y el bienestar de las familias y las nuevas generaciones. “Aprendí de mis abuelos y por eso conservo la tradición. Mi plato más famoso es el tamal típico de Buenos Aires, aunque también lo son las empanadas, el arroz mixto, el sancocho y el viudo de pescado”, mencionó.
Desde el resguardo Tikuna-Huitoto, allá en el pueblo Ocaina del Amazonas donde las huellas del clan Chivabaña danzan en el ser del jaguar, la líder indígena Anitalia Pijachi Kuyuedo llegó a Barranquilla para hablar de cómo custodia la tierra, sus secretos sagrados y la memoria ancestral.
“El legado -contó Anitalia- de la cocina tradicional es el conocimiento. Este conocimiento va ligado a la práctica, no solo tener recetas en los libros. La práctica hace que se mantenga el legado de la cocina ancestral de los pueblos, no solamente en una familia parte de nuestra soberanía y autonomía alimentaria, con espacios para cultivar nuestros alimentos en nuestras casas (chagra), además de tener contacto con el territorio por medio de nuestros alimentos y esto es una transmisión intergeneracional importante para nuestros hijos y nietos”.
Ella fue reconocida con el Premio Nacional de Cocina Tradicional de Colombia, en 2017, y fue invitada especial al Congreso Gastronómico Iberoamericano Binómico, en Huelva, España, durante este año.
El segundo Encuentro Nacional de Cocinas Tradicionales de Colombia fue organizado por el Ministerio de las Culturas, las Artes y los Saberes, y el Programa Juntanza Étnica de USAID y ACDI/ VOCA , con el apoyo de la Gobernación del Atlántico.
Ilona Murcia, directora de Patrimonio y Memoria de MinCulturas, señaló: “Este encuentro es de vital importancia ya que se enmarca dentro de la gran apuesta del Gobierno nacional por visibilizar la importancia del Derecho Humano a la Alimentación desde las prácticas y conocimientos propios de las comunidades y, desde allí, cómo se aporta al ODS Hambre Cero. Por eso, en MinCulturas contamos con la Política para el conocimiento, salvaguardia y fomento de la alimentación y cocinas tradicionales y el Programa Cocinas para la Paz, dos apuestas que aportan a fortalecer los ecosistemas agroalimentarios y culinarios tradicionales y salvaguardar las cocinas tradicionales con fines alimentarios y bienestar de las comunidades”.
Con este espacio se busca incentivar la Política de Cocinas Tradicionales de Colombia, mediante su programa Cocinas para la Paz, para promover la salvaguardia de la tradición culinaria y la soberanía alimentaria de las comunidades en los diversos territorios. La agenda incluyó conversatorios y talleres sobre la relación de las cocinas tradicionales con la paz, la soberanía alimentaria y la economía popular, así como visitas a experiencias de Puerto Colombia y Usiacurí que aportan a la salvaguardia y reconocimiento de la cultura culinaria.
“Las cocinas tradicionales de los pueblos afrocolombianos e indígenas hacen parte del patrimonio vivo del país, teniendo un impacto directo no solo en la cultura y la soberanía alimentaria, sino en la economía comunitaria y en el intercambio de saberes. Por esa razón, desde el Programa Juntanza Étnica de USAID y ACDI/VOCA, creemos que las cocinas tradicionales son herramientas de armonización social, de paz, de transmisión de conocimiento, seguridad y soberanía alimentaria y, por tanto, merecen ser exaltadas y protegidas por que desde ellas se estimula el goce efectivo de derechos fundamentales de las comunidades étnicas”, expresó Luis Alberto Sevillano, director del Programa de Juntanza Étnica de USAID y ACDI/VOCA.
El II Encuentro Nacional de Cocinas Tradicionales de Colombia, una de las actividades enmarcadas en la estrategia Patrimonios En Diálogo, destacó la importancia del relevo intergeneracional para que los oficios tradicionales perduren y para fomentar la paz en nuestro país.