Investigación conjunta de la Universidad Simón Bolívar, Universidad Nacional y Universidad Javeriana advierte la necesidad de recurrir a la medicina personalizada.
Una investigación de las universidades Simón Bolívar, Nacional y Javeriana descubrió en la población colombiana un perfil genético que hace que algunas pacientes no evidencien beneficio terapéutico al consumir tamoxifeno, fármaco utilizado en el tratamiento contra el cáncer de mama.
El camino que antecedió este descubrimiento se inició en 2015, en Bogotá, donde científicos de la Universidad de Javeriana se preguntaron por qué el medicamento no mostraba el mismo efecto terapéutico en todas las pacientes.
“En el cuerpo, la proteína Citocromo P450 transforma al tamoxifeno en endoxifeno, el cual se une de manera competitiva a los receptores de estrógeno y evita el crecimiento de tumores, en este caso, el de mama”, explicó Juvenal Yosa, doctor en Química, director del Laboratorio de Simulación Molecular y Bioinformática de Unisimón.
Para resolver el interrogante, en el hospital San Ignacio se tomaron muestras de sangre a 30 pacientes que fueron analizadas por científicos de la Nacional, quienes se encargaron de medir la concentración de tamoxifeno, hidrotamoxifeno y endoxifeno por medio de HPLC. Adicionalmente se realizó genotipificación del gen que codifica para la proteína Citocromo P450.
Fue así como determinaron que dos de las pacientes evaluadas presentaban estado metabolizar pobre, es decir, que no alcanzaron concentración de los metabolitos en niveles que les generara beneficio terapéutico, pese a recibir la dosis estándar del medicamento, y por lo tanto no evidenciaron el efecto esperado.
Las secuencias genéticas de las pacientes con estado metabolizador pobre para tamoxifeno se evaluaron en el laboratorio de Simulación Molecular y Bioinformática de Unisimón, ubicado en la sede del centro de emprendimiento e innovación MacondoLab, donde se practicó el análisis usando técnicas avanzadas de dinámica molecular en un clúster de computo que hace simulaciones moleculares de forma precisa.
“Nos dimos cuenta que las estructuras de la proteína expresadas por algunas formas alélicas (diferentes formas de un mismo gen) causadas por polimorfismo, identificadas en las dos pacientes, son muy rígidas y no permiten que el tamoxifeno interaccione con la proteína Citocromo P450 de la misma forma que con proteínas nativas, por lo que, en el caso de esas mujeres, existe una alta probabilidad de que la proteína no sea transformada en endoxifeno y de esa forma no se pueda tener el efecto terapéutico deseado”, indicó Yosa.
Estas variaciones en los genes hacen que la Citocromo P450 se exprese diferente en cada organismo. “Por eso, en algunas personas la proteína no puede metabolizar el medicamento usado para el tratamiento del cáncer de mama”.
“En el caso de una paciente pobre metabolizadora que padece cáncer de mamá, al ser tratada con dosis estándar de tamoxifeno, podría no experimentar beneficio terapéutico y sí la posible reaparición del tumor”, añadió Viviana Ariza, doctora en Biotecnología de la Universidad Nacional, quien hizo parte de la investigación, cuyos resultados se publicarán en la prestigiosa revista científica Nature Scientific Reports (Reino Unido)
A partir de estos hallazgos, los científicos de las universidades Simón Bolívar, Nacional y Javeriana instan a las autoridades sanitarias y gubernamentales colombianas a que la medicina personalizada sea una alternativa al momento de seleccionar hormonoterapia para tratamientos de cáncer de seno.
“A cada paciente debería poder realizársele un test farmacogenético que permita determinar qué tipo de fármacos pueden metabolizarse correctamente en su organismo y así realizar direccionamiento terapéutico para combatir el cáncer de mama; de esta manera, se garantiza que las pacientes no solo puedan gozar de su derecho a la salud, sino tener expectativas reales de cura”, sostuvo el experto de Unisimón.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) conmemora cada 4 de febrero el día mundial de la lucha contra el cáncer, que en 2015 cobró la vida de 8,8 millones de personas en el mundo, según cifras de la entidad.